Las Vistas de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, de Ambroise-Louis Garneray. Validación como fuente histórica



        En la Colección del Museo Bolivariano en Caracas, se encuentran cuatro peculiares ilustraciones. Se titulan 1ª Vista de la Escuadra de la República de Colombia al mando del General Bto. José Padilla, el día 8 de mayo de 1823 al forzar la Barra de Maracaybo por el Castillo de San Carlos, y  ,  y 4ª Vista del Combate del 24 de julio del año 1823 en la laguna de Maracaybo al mando del Benemérito General José Padilla se la dedica al teniente de navío Jayme Brun. Originalmente grabados del pintor, marino y escritor francés Ambroise-Louis Garneray, las obras en cuestión son litografías de 45 x 64 cms.
            Estas estampas aparecen extensamente en obras bibliográficas dedicadas a la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, producciones audiovisuales, afiches conmemorativos del Día de la Armada, entre otros documentos; pero pocas veces son referenciadas correctamente, al punto que es poco conocido en la comunidad académica nacional el lugar donde se encuentran almacenadas estas litografías, o quien fue su autor; y prácticamente desconocido también es el contexto en el cual fueron elaboradas. Esta situación se debe a que la historiografía venezolana ha ignorado sistemáticamente – por casi dos siglos – esta colección de obras artísticas, por lo cual las mismas son casi desconocidas dentro y fuera de Venezuela, pasando desapercibido su valor como fuente histórica, y más aún su valor artístico como obras pioneras del género pictórico naval en nuestro país.
            Litografías de H. Neum de la 2da Vista… aparecen en la obra Geografía y Breve Historia de la Sección Zulia, preparada en 1883 por orden del Gobierno regional zuliano con motivo del centenario del natalicio del Libertador. Además, en el Museo Histórico de los Puertos de Altagracia, Estado Zulia, también podemos encontrar ejemplares de esta obra.[1] Es decir, durante el siglo XIX el conjunto de obras que nos ocupan no habían sido olvidadas del todo, lo que nos lleva a pensar que su marginación por la historiografía se dio ya entrado el siglo XX. En todo caso, este trabajo pretende responder a interrogantes como ¿quién era Ambroise-Louis Garneray?, ¿por qué y en qué contexto elaboró estas pinturas que luego fueron litografiadas? y finalmente, ¿constituyen las pinturas de Garneray fuentes históricas útiles para el estudio de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y de la escuadra colombiana[2] en ese período?... Al responder estas preguntas, se pretende hacer un aporte historiográfico y recuperar estas pinturas como fuente iconográfica para la historia.

Sobre Ambroise-Louis Garneray, su época y las técnicas artísticas en boga

            Ambroise-Louis Garneray nació en París en 1783, hijo del también pintor Jean François Garneray. A los 13 años, Ambroise-Louis se rebeló contra su padre y se alistó como marinero en la armada francesa, experiencia que lo llevó por el Océano Índico, participando en varios combates navales contra la Real Armada Británica durante las guerras de la Francia revolucionaria y del imperio napoleónico, hasta que fue tomado prisionero por los británicos en 1806. En 1814 fue liberado y regresó a Francia, dedicándose a la pintura. Su destreza fue tal que para 1817 ya se había convertido en pintor oficial de la armada francesa, recibiendo en 1852 la Legión de Honor de parte del emperador Napoleón III. Ambroise-Louis Garneray desarrolló la novedosa técnica pictórica de la aguatinta, y su obra artística ascendió a 141 pinturas al óleo, 176 grabados (técnica en la que fue un experto), y 22 aguatintas a color. Muchas de sus pinturas se basaron en sus aventuras y sus viajes por puertos de Francia y el extranjero, destacando 64 vistas de los primeros y 40 grabados de los segundos. Entre sus obras individuales más famosas podemos mencionar La Batalla Naval de Navarino[3] o Constitution versus Guerriere[4].
Garneray también escribió tres obras literarias Voyages, Aventures et Combats, Mes Pontons, y Scenes Maritimes, en las cuales resumió sus vivencias como marino y corsario. En resumen pues, se trata de un pintor experto en el género naval, con una importante experiencia como marino y quizá el más destacado en su especialidad en la primera mitad del siglo XIX. El solo hecho de que un artista tan importante tenga entre su repertorio cuatro obras dedicadas a la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, debería ser en sí mismo causa de una adecuada atención por parte de los estudiosos nacionales del arte y de la historia, pero no ha sido ese el caso.
Garneray se formó en diversas técnicas artísticas gracias a la influencia de su padre y de Louis Philibert Debucort, perfeccionando con éste último la técnica del grabado[5]. Es digno de mención también que sus hermanos, Hippolyte y Auguste, fueron también pintores, y que cada uno de ellos desarrolló una firma peculiar para diferenciar sus obras de las de los otros dos. En el caso de Ambroise-Louis, su firma fue “L. Garneray”, la cual está presente en las obras que nos ocupan en el presente estudio. Finalmente, terminamos esta parte diciendo que Ambroise-Louis Garneray falleció en 1857.

Aproximación a la historia de la obra
            ¿Qué sabemos sobre las circunstancias y momento histórico en que Ambroise-Louis Garneray pintó estas obras sobre la Batalla Naval del Lago de Maracaibo?... En realidad el tema ha sido poco investigado en Venezuela, lo que ha sido parte de la marginación historiográfica que mencionamos anteriormente, y al mismo tiempo un refuerzo de dicha situación. La autora María Antonia González Arnal explica:

         En fecha indeterminada Louis Garneray dibuja esta operación militar, sobre la que existe, también, un óleo anónimo conocido como Acción del castillo de Maracaibo (col. Museo Nacional de Bogotá). Gabriel Giraldo Jaramillo supone como fecha aproximada de ejecución de esta pintura el año 1830. Ambas obras tienen idéntico esquema compositivo: la disposición de las naves, la fortaleza militar y la vegetación son las mismas, sólo que en la pintura anónima hay mayor economía y síntesis en el tratamiento pictórico.
          De la batalla naval de Maracaibo tenemos tres Vistas referidas propiamente a la acción librada el 24 de julio de 1823, entre la escuadra patriota, al mando de Padilla, y la realista, conducida por el Contralmirante Ángel Laborde y Navarro. Éstas imágenes de importancia documental e histórica fueron encargadas y quizás asesoradas por el Teniente de Navío inglés Jayme Bluck (en las obras aparece como Jayme Brun), testigo de esta batalla, quien se la dedica al Contralmirante Padilla. En las imágenes el artista reconstruye en secuencia los momentos cumbres de la batalla: antes de la acción, presentando impecable formación en línea de las escuadras dispuestas a combatir; en combate, bajo el fuego de cañón y fusilería, con el estallido de la goleta realista “Esperanza”; y, al final del encuentro, con la huida de las naves realistas y el visible triunfo patriota. Con estas imágenes Garneray se nos presenta, una vez más, apegado a la tradición representativa de los mapas de guerra. En torno a Louis Garneray reina la incertidumbre, por cuanto no existen pruebas definitivas que confirmen su presencia en nuestro país. Es más posible que realizase las escenas de guerra sudamericanas en base a grabados que le remitiesen a Francia.[6]

            Esta autora  interpreta que el mencionado Teniente de Navío Jayme Brun es Jayme (James) Bluck, y que la obra fue realizada por Garneray hacia 1830. Como veremos más adelante, la historia es más complicada. En cuanto a que el pintor francés nunca pisase suelo suramericano, no existe constancia, siendo significativo que en sus relatos autobiográficos el propio Garneray no mencione nada al respecto, por lo que debemos suponer entonces que elaboró las Vistas… en Francia. Sin embargo, sigamos ahora con lo afirmado por otro autor:

          “[Garneray] También dibujaría vistas de batallas navales, destacando tres conocidas de la acaecida el 24 de julio de 1823 en la laguna de Maracaibo, que serían litografiadas por Langlumé.
          Una de las peculiaridades del caso es que para las citadas estampas Garneray habría recurrido a unos grabados anónimos circulados previamente en la región. Fue habitual el que obras de tenor popular, realizados por artistas locales, sirvieran de basamento iconográfico para artistas europeos que luego se abocaban a hacer nuevas representaciones de los mismos sucesos, generalmente con mayor destreza compositiva. De Garneray no hay realmente constancia de que haya estado en América, con lo cual es posible que las litografías las haya realizado también en Francia, a partir de esos supuestos grabados que le pudieron ser enviados.[7]

            Si Garneray pudo haber trabajado en base a bocetos o borradores enviados desde Venezuela o Nueva Granada, ¿quién pudo haberlos elaborado?... ya habíamos mencionado la existencia en el Museo Nacional de Bogotá de un óleo titulado Acción del Castillo de Maracaibo, 1823 elaborado por José María Espinosa[8]. ¿Pudo ser espinosa el autor original de estas obras?...

La Acción de Maracaibo de 1823 consolidó la independencia para Venezuela y buena parte del caribe. Jose María Espinosa no estuvo allí y de hecho nunca conoció el mar, se basó en grabados realizados por Jayme Brun pocos años después del suceso.[9]

          “La serie de Batallas de José María Espinosa está constituida por diez pinturas al óleo de formato regular que representan acciones y combates en la guerra de la Independencia. En ocho de ellas el artista tomó parte como abanderado de Antonio Nariño en la campaña del Sur (1813-1816). Las otras dos son Boyacá y Maracaibo, en las cuales no participó. Los primeros bocetos de la campaña del Sur aparecen reseñados a partir de 1848 en la Exposición de la Industria, de la Sociedad Filantrópica; según la crónica. Espinosa se trazó un programa patriótico que consistía en pintar una obra de este género por año para presentarla en cada exposición. Ocho de los bocetos en acuarela fueron catalogados en la Exposición de Bellas Artes dirigida por Alberto Urdaneta en 1886. Pero en 1871 ya debía estar completamente realizada la serie, porque en la reseña de la exposición de Artes del 20 de Julio se le reclama por qué no exhibe sus batallas.
          En sus Memorias, Espinosa se refiere a las batallas de la campaña del Sur como ocho acciones de guerra que están en Palacio por habérmelas comprado el gobierno cuando era presidente por segunda vez el señor Manuel Murillo T. Algunos de estos cuadros, que estuvieron mucho tiempo en mi poder, fueron aprobados por los señores Generales Joaquín París, Hilario López y por el señor doctor Alejandro Osorio que fue secretario del General Nariño en toda la campaña del Sur. Según Eugenio Barney Cabrera, el gobierno adquirió el conjunto de ellas por un valor de $500,oo.
          Lo más importante de la serie en su totalidad es la puesta en escena de la acción bélica en la geografía regional. Existen además detalles de costumbrismo dentro de cada cuadro. El tratamiento del paisaje en estos óleos históricos indica la influencia de pintores viajeros del siglo XIX, particularmente del barón Jean-Baptiste-Louis Gros, de Albert Berg y de Frederic Edwin Church.[10]

            Estas informaciones sitúan el desarrollo de la obra de Espinosa en fechas demasiado tardías, incluso posteriores a la muerte de Garneray, por lo que es imposible que Espinosa sea el autor primario del conjunto pictórico objeto de este estudio. Entonces, si José María Espinosa no es ese posible autor en el que se basó Garneray, ¿quién pudo ser?.. Berenice Daes de Ettedgui arroja otras hipótesis.

Es posible que para la realización del [óleo] correspondiente a [la batalla de] Carabobo, Garneray se inspirara en el mural de la misma batalla realizado por Pedro Castillo hacia 1829 en la casa del General Páez en Valencia. Pedro Castillo se basó, para realizar su mural, en relatos e indicaciones que le suministró el mismo Páez, quien fue participante en la batalla y por tanto conocía todos los pormenores y detalles. Garneray, con un mayor dominio de la pintura de paisaje que Castillo, realiza la obra con una visión más académica y menos primitiva, pero respetando las indicaciones topográficas de la versión de Castillo.[11]
Una segunda hipótesis, con más probabilidades de ser cierta que la primera, se puede plantear en esta investigación. Se reitera la posibilitad de que Hippolite Garneray sea el autor de la lámina grabada de Girardot así como el pintor a quien se refiere Adelaida de Juan, pero que sea su hermano Ambroise Louis Garneray el autor de las obras sobre batallas. Este pintor, también alumno de su padre y de Debucourt, de quien aprendió la técnica del grabado, se especializó en obras con temas de batallas. Una de ellas, titulada “Combate Naval”, firmada L. Garneray, se encuentra en el Museo de Avignon, Francia. Esta información, tomada del Benezit, casi confirma que la obra mencionada sea el original o en su defecto una versión al óleo, de la “1ª. Vista” del Combate del 24 de Julio en el Lago de Maracaibo, que se encuentra en el Museo Bolivariano. Se refuerza esta segunda hipótesis por cuanto la firma de Ambroise-Louis Garneray (L. Garneray), en los cuadros de batallas se corresponde positivamente con la reproducción en el Benezit.[12]

La presencia de L. Garneray puede ubicarse posterior a 1830, tomando en cuenta que Pedro Castillo ya había realizado los murales para la casa de Páez en Valencia. Sin embargo, no se ha constatado si su obra fue realizada como pintor aficionado o si vino a Venezuela como pintor profesional a cumplir una misión específica; pero es fácil de entender que obras como éstas responden más a haber sido realizadas por encargo que por iniciativa propia.
Sería pues, Garneray el primer extranjero que celebra con sus obras la historia patria, utilizando las técnicas del dibujo y del grabado fiel a la realidad. Su producción entra en la clasificación de dibujos ilustrativos de tema histórico.[13]

            Como podemos observar, esta autora teoriza que Garneray trabajó en sus obras sobre la historia de Venezuela hacia 1830, y demuestra la posible influencia de Pedro Castillo, el pintor de los murales de la casa del general José Antonio Páez en Valencia. Sin embargo, esto nos deja aún con la interrogante de: ¿en la obra que nos ocupa, de quién pudo haberse inspirado Garneray o quién pudo habérsela encargado?... Si volvemos a las 4 Vistas…, encontramos en ellas el texto “[…] se la dedica al teniente de navío Jayme Brun”. ¿Quién fue Jayme Brun?... La autora María Antonia González Arnal en el estudio ya citado, afirma que este oficial es en realidad Jayme (James) Bluck, un oficial de origen británico biografiado por Francisco Alejandro Vargas en su obra Nuestros Próceres Navales:

Para 1822 [el Capitán de Fragata James Bluck] era Comandante de la goleta de guerra Espartana de la Escuadra que comandaba el Capitán de Navío Renato Beluche, quien, habiéndose avistado en la tarde del 17 de agosto unos buques sospechosos frente al puerto de La Guaira, lo comisionó con su buque en la mañana siguiente para que efectuara un reconocimiento sobre aquellos, pero tuvo que regresar a dicho puerto por haber sido perseguido por tales, que no eran otros que la fragata Ligera y el bergantín Hércules de la Real Armada Española.[14]

            La presencia de James Bluck en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo también se comprueba en el Diario de Operaciones sobre el Zulia, en las anotaciones del propio día de la batalla:

“[…] el señor General, con motivo de lo ocurrido el día de ayer, dispuso que el Comandante de la “Espartana”, Capitán de Fragata James Bluck, quedase a bordo del bergantín “Independiente” colocando en su lugar a su segundo el señor Marey R. Mankin, y en lugar de éste el señor Stagg, ordenando al mismo tiempo que el Capitán de la “Leona” pasase al “Marte”, nombrando en su lugar también a su segundo el señor Juan Macan, reemplazando el hueco que ésta dejaba Jaime Stuard, oficial de la “Espartana”, destinando a este último buque al aspirante Santiago Moreno, para que se entendiese en las señales.
No contento el señor General con esta mutación, dispuso también alterar el orden de batalla, colocando los buques del modo que manifiesta el plano que se envía por separado, persuadido que de este modo se lograría mejor la cooperación de todos.[15]

Sin embargo, este Bluck británico no es el Brun mencionado en las pinturas de Garneray, tal como podría parecer a primera vista. Se trata en realidad de Jayme Brun y Castellar, quien nació en Barcelona, España, y se radicó hacia 1811 en Santa Ana del Norte, en la isla de Margarita; dedicándose a la construcción y reparación de barcos, oficio en el que se había formado en España. Brun, entusiasmado por la lucha de los patriotas, se puso a las órdenes del general Juan Bautista Arismendi y formó parte de la escuadra patriota, participando luego en la Expedición de Los Cayos en 1816 y conociendo directamente al Libertador Simón Bolívar. Más tarde participó en la defensa de las costas de Margarita contra las fuerzas de Pablo Morillo en 1817, viendo acción en los combates de las playas de Guacuco y Portachuelo. Este oficial más tarde se radicaría en Cartagena y llegaría al grado de Capitán de Navío.[16] La existencia de Brun como una persona distinta de James Bluck también puede ser comprobada con su participación en el Pronunciamiento de la guarnición de la capital del Magdalena, documento en el cual un grupo de oficiales liderados por los generales Mariano Montilla y Daniel Florencio O´Leary se manifestaron para luego alzarse en armas en Cartagena, y tratar de restituir en el poder a Simón Bolívar a finales del año 1830.[17]
Concretamente su vinculación con las pinturas sobre la Batalla Naval del Lago de Maracaibo queda despejada así:

El Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar se dedicó a desarrollar Escuadras descriptivas de las batallas navales en las que participo, de las que solo se han encontrado tres (3) Escuadras originales que corresponden a la Batalla del Lago de Maracaibo, y que le dedico al Almirante José Prudencio Padilla, Escuadras Navales sobre las cuales se basó el pintor José María Espinoza para realizar los grabados que denominó "Vistas del Combate de Maracaibo", que se encuentran en el Museo Nacional de Colombia en Bogotá, bajo el Registro 560 números Nº 1221, 1222-A y 1222-B. Las Escuadras Navales "originales" desarrolladas por el Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar sobre la Batalla del Lago de Maracaibo permanecieron en el archivo de la familia Brun, y fueron entregadas recientemente al Museo Histórico del Banco de la Republica de Colombia.[18]

            De esta forma podemos afirmar que James Bluck no tienen nada que ver con la dedicatoria hecha por Garneray en su obra a Brun, por consiguiente no hay lugar a confusión como afirma la autora González Arnal.
Ahora bien, si Jayme Brun y Castellar, pintó los óleos originales de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, ¿podemos comprobar que Brun estuvo en dicha batalla?... Su nombre no aparece en la documentación y listas de tripulantes recolectadas por Enrique Ortega Ricaurte en su obra Bloqueo, rendición y ocupación de Maracaibo por la Armada Colombiana al mando del Almirante D. José Padilla. (Documentos para su historia), ya citada; por lo que solo podemos suponer que quizá su nombre no fue anotado por causas desconocidas, o que en efecto no vio acción en esta batalla, pintando entonces los óleos en base a relatos de otros oficiales de la escuadra, que sí estuvieron en Maracaibo.
            Seguimos con otra interrogantes ¿en qué momento y circunstancias Brun entró en contacto con Garneray?... El Acta del Consejo Extraordinario de Gobierno del día jueves 8 de julio de 1824 nos da un indicio. En dicha acta podemos encontrar.

“[…] El mismo secretario [de guerra y marina] dio cuenta de que el gobierno había resuelto nombrar al teniente de navío José María Lanz, para capitán de fragata; al aspirante de marina, Guillermo Baine, para alférez de fragata; al oficial habilitado de infantería de marina, Dionisio Kellis, para capitán efectivo de la quinta compañía de infantería de marina; al cirujano habilitado Vifard, para cirujano ordinario de la armada; al oficial habilitado de infantería de marina, Ricardo Wright, para capitán efectivo de la tercera compañía de infantería de marina; al teniente de navío Jaime Brun, para capitán efectivo de fragata; y al oficial habilitado Pedro Almiray de Villarreal, para alférez efectivo de navío […]”[19]

            Si Jayme Brun fue ascendido del grado de Teniente de Navío al de Capitán de Fragata por decisión del Consejo de Gobierno (el Consejo de Ministros de la antigua República de Colombia) en sesión del 8 de julio de 1824 – menos de un año después de la batalla –, y si Garneray se refiere a él en las pinturas como Teniente de Navío, significa que Brun inició contactos con el pintor (pudiendo enviarle incluso copias de sus óleos originales) antes de haber sido ascendido oficialmente. Tomando en cuenta la lentitud administrativa y la dificultad de las comunicaciones, pueden haber transcurrido algunas semanas entre la decisión del Consejo de Gobierno y la notificación del ascenso a Brun; sin embargo, dicho tiempo no debe haber excedido en ningún caso los tres meses. En consecuencia, podemos estimar que Brun debió haber entrado en contacto con Garneray, enviándole quizá copias de sus pinturas a Francia para facilitar su encargo, en fecha no posterior a octubre de 1824. Esto a su vez implica que Brun debió haber pintado los óleos entre agosto de 1823 y septiembre de 1824; es decir, prácticamente de forma inmediata a la batalla. Debe tenerse en consideración también los meses que debió tomarle a Jayme Brun pintar estos óleos, lo que apunta a que su trabajo pudo haber comenzado justo después de librarse la batalla.
            Llegados a este punto, se hace necesario destacar las competencias profesionales como marino de guerra que debió tener Brun. Evidentemente, pocos en la armada colombiana tenían formación académica como marinos, pero lo compensaban con larga experiencia navegando y combatiendo, además de brillante trabajo como autodidactas en materias técnicas y de táctica. En una situación de guerra como la que reinaba hacia 1823 – 24, los ascensos debían ser por méritos y capacidades; por lo cual el hecho de que Brun llegase hasta Capitán de Fragata y luego a Capitán de Navío habla de sus conocimientos técnicos, sus dotes como táctico y estratega, además de sus capacidades de liderazgo. Esto apunta a que Brun bien pudo tener una visión holística de la batalla que quiso plasmar, reforzada además por los varios consejos de guerra a los que debió asistir junto con otros oficiales durante toda la campaña naval de 1823, si es que en efecto luchó en la misma.
Brun, Jayme (Atribuida). 1ª Vista de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo. Sin Fecha. López de Serna, Miguel. “Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar”. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos61/historia-colombia-venezuela/historia-colombia-venezuela.shtml  (Descargado On Line el 21 de marzo de 2017 a las 10:32 pm). 

Brun, Jayme (Atribuida). 2ª Vista de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo. Sin Fecha. López de Serna, Miguel. “Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar”. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos61/historia-colombia-venezuela/historia-colombia-venezuela.shtml  (Descargado On Line el 21 de marzo de 2017 a las 10:32 pm). 

 
Brun, Jayme (Atribuida). 3ª Vista de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo. Sin Fecha. López de Serna, Miguel. “Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar”. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos61/historia-colombia-venezuela/historia-colombia-venezuela.shtml  (Descargado On Line el 21 de marzo de 2017 a las 10:32 pm). 

Espinosa, José María. Acción del Castillo de Maracaibo, 1823. Oleo circa 1840.  87 x 124 cms. Colección del Museo Nacional, Bogotá.

Validación como fuente histórica
            Si ya podemos establecer que los grabados de Garneray sobre la Batalla Naval del Lago de Maracaibo fueron basados en óleos originales hechos por el entonces Teniente de Navío Jayme Brun y Castellar menos de un año después de librada la batalla, debemos ahora preguntarnos ¿qué tan fieles a la historia son las obras pictóricas objeto de este estudio?...
            Lo que se plantea a continuación es el análisis de las 4 Vistas… ya mencionadas, cruzándolas con los datos aportados por el Diario de Operaciones sobre el Zulia, en el cual se narró pormenorizadamente y día por día las acciones y operaciones llevadas a cabo en la campaña del Zulia.
            Primero abordaremos el estudio de la 1ª Vista de la Escuadra de la República de Colombia al mando del General Bto. José Padilla, el día 8 de mayo de 1823 al forzar la Barra de Maracaybo por el Castillo de San Carlos. Tenemos en esta imagen, una vista completa de la escuadra colombiana penetrando por la Barra desde el Golfo de Venezuela, hasta la Bahía de El Tablazo. La mayor concentración de buques está en la parte derecha de la imagen, mientras que hacia la izquierda se puede apreciar un islote y un torreón o fuerte de base cilíndrica que domina la entrada a la Bahía de El Tablazo desde el Golfo de Venezuela. Alrededor de la parte alta del torreón se observa abundante humo, indicativo de los reiterados disparos de la artillería, mientras que de los buques colombianos no se observan rastros de disparos. Otro punto interesante es que todas las banderas flamean hacia la izquierda de la imagen, mientras que las sombras del torreón y de los buques se proyectan un poco largas hacia la derecha.
Garneray, Ambroise-Louis. 1ª Vista de la Escuadra de la República de Colombia al mando del General Bto. José Padilla, el día 8 de mayo de 1823 al forzar la Barra de Maracaybo por el Castillo de San Carlos. Posterior a 1823. Litografía de Langlumé, 45 x 64 cms. Colección del Museo Bolivariano, Caracas
            Se podría pensar que esta pintura se toma la licencia artística de representar de forma cilíndrica al Castillo de San Carlos de la Barra, el cual tiene forma de estrella de cuatro puntas y con silueta bastante baja; por lo cual se le ha desestimado como fuente. Sin embargo, esa opinión obedecería a poco conocimiento del lugar exacto por el cual la flota colombiana entró a la Bahía de El Tablazo, entre la isla de Zapara y la de San Carlos. Para que el castillo representado fuese el de San Carlos, el punto de observación de la pintura tendría que ser el sur, el viento tendría que estar soplando del Este-Sureste al Oeste-Noroeste, y la flota entonces debería estar saliendo hacia el Golfo y no entrando a la Bahía, puesto que las popas de los buques daría al sur. Todo esto sería, obviamente, incorrecto.
            Una acertada interpretación de la imagen sería: el punto de vista está ubicado al Norte, el viento sopla del Oeste-Noroeste al Este-Sureste, permitiendo así que la escuadra penetre por la Barra a buena velocidad, haciendo flamear todas las banderas hacia el lado izquierdo de la pintura, es decir hacia el Oeste-Noroeste e impulsando también en esa dirección el humo de los cañones de la fortaleza mostrada en primer plano. Respecto a la mencionada fortaleza, resulta evidente que no puede ser el Castillo de San Carlos de la Barra, que está al oeste de la boca de la Barra, y que por lo tanto debería aparecer a la derecha de la flota, no a su izquierda. El fortín mostrado entonces es el que estaba en la isla de Zapara, el cual nunca tuvo el porte y poder de fuego del Castillo de San Carlos de la Barra, siendo más antiguo y teniendo un diseño cilíndrico.[20] El fortín de Zapara estaba dispuesto para cruzar sus fuegos con el Castillo de San Carlos, pero siendo su artillería mucho menos poderosa que la de San Carlos, los buques de la escuadra colombiana navegaron el canal tan pegados a Zapara como pudieron, a fin de estar lo más lejos del alcance efectivo de las baterías de San Carlos. Justamente así los observamos en la pintura.
Si este protagonismo en la pintura lo tiene el fortín de Zapara, ¿dónde está el Castillo de San Carlos?... lo encontramos un poco a la derecha del centro de la pintura, hacia el suroeste del punto del observador, justo delante de la goleta Peacock, es decir en la orilla occidental del canal, justo en la punta de la isla de San Carlos. Ahora bien, el castillo es también representado con silueta de torreón cilíndrico y no con la achatada silueta de fuerte estrella que realmente tiene. Podemos interpretar este detalle como una licencia artística a fin de hacerlo visible para el observador de la obra, pues de haberse guardado fidelidad a su silueta real, habría quedado obstruido por los buques colombianos. Sin embargo, la colocación del Castillo en la escena es perfecta desde el punto de vista geográfico. Respecto a las sombras proyectadas por el fortín de Zapara y los buques, revelan que la luz del sol está baja sobre el horizonte y proveniente del este, es decir en horas de la mañana.
            En la leyenda al pie, se identifican con números los buques colombianos de la manera siguiente junto con sus comandantes:
1)      Bergantín Independiente, Capitán de Navío Renato Beluche
2)      Goleta Manuela Chitty, Alférez Félix Romero
3)      Goleta Peacock, Teniente de Fragata Clemente Castell
4)      Goleta Emprendedora, Alférez Tomás Vega
5)      Goleta Independiente, Capitán de Fragata Samuel Pelot
6)      Goleta Leona, Capitán Juan Mc Cann
7)      Bergantín Confianza, Teniente de Navío Pedro Urribarrí
8)      Goleta Antonia Manuela, Capitán J. Rastigue de Bellegarde
9)      Goleta Espartana, Capitán Marcy Mankin
10)  Bergantín Marte, Capitán de Navío Nicolás Joly
11)  Navío mercante
12)  Bergantín Gran Bolívar.
Contrastando con el Diario de Operaciones sobre el Zulia, tenemos que para el día 8 de mayo de 1823 fue escrito lo siguiente:

Al amanecer, se mandó a los prácticos que sondeasen y balizasen la barra lo mejor posible; a las dos y media, nos pusimos a la vela y formados en línea de combate, nos dirigimos a entrar a la barra y forzar el paso del castillo; a las cuatro y doce, después de haber tocado algunos buques y a un varado, aunque salieron luego, nos hallábamos bajo los fuegos del castillo, que empezó a batirnos. Esto no obstante continuamos nuestra operación sin disparar un tiro de fusil; a las cuatro y tres varó el “Independiente” y también “Gran Bolívar”, que tuvo la desgracia de que le fuese encima el bergantín presa americano “Fama” cuando iba ya saliendo, encalló más y no fue posible sacarlo, aunque sí al “Fama” que cala poca agua. Trescientos veintiocho tiros disparó el castillo; de los buques que se hallaban a la vela sólo la “Espartana” recibió un balazo, pero una vez varado el “Gran Bolívar”, podían acertar bien sus tiros, y así fue que en poco tiempo recibió sobre quince balazos que lo llenaron de agua e imposibilitaron sacarlo, con cuyo motivo se le pegó fuego después de haber salvado toda la gente, parte de su armamento, y varias cosas más.
La “Espartana” varó dentro ya de la laguna y fuera de los fuegos del castillo, y varó también bajo estos la balandrita presa; aquella salió a poco rato, pero la balandra, como que interesaba menos que los buques de guerra, quedó varada toda la noche, no obstante haberle mandado algunos auxilios, y al amanecer la sacaron los enemigos del castillo, habiendo antes salvado su tripulación. El balazo que recibió la “Espartana” privó de la vida al segundo Comandante de ella Alférez de Navío José Ramón Acosta y a un marinero, sin que ningún otro buque recibiese el menor daño.[21]

            En esta vista del forzamiento de la Barra, observamos entonces al bergantín Gran Bolívar aparentemente varado muy cerca de la isla de Zapara, con proa hacia el norte, sus velas desplegadas y escorado hacia estribor. También a la mercante Fama, aún fuera de la Bahía, al bergantín Marte y los demás buques que forzaron la Barra aquel día. Curiosamente, observamos con las velas desplegadas a los buques que ya están entre las dos fortificaciones o más allá, dentro de la Bahía de El Tablazo, pero no así a los que aún están en el Golfo de Venezuela; como si estuviesen esperando su turno para pasar de uno en uno por el canal, tal y como ocurrió.
El único detalle de la pintura divergente con respecto al Diario de Operaciones, es que muestra la acción en horas de la mañana, cuando en realidad se dieron en horas de la tarde; pero en términos generales se trata de un trabajo documental, además de una representación artística, pues se buscó plasmar el forzamiento de la Barra de Maracaibo tal y como fue, condensando en la pintura el momento crucial de dicha acción naval.
Otro elemento interesante, que se repite en las siguientes tres vistas, es la inestimable información aportada acerca de las banderas y gallardetes de la escuadra colombiana. En las pinturas se nos muestra a los buques portando en popa un pabellón tricolor amarillo, azul y rojo, con igual ancho de las franjas, sin escudos ni emblemas visibles; lo cual podríamos tomar como una especie de versión simplificada del Pabellón Nacional de la República de Colombia para uso naval. También observamos en el trinquete de los buques, una bandera cuadrada de color azul oscuro, con un cuadro blanco en el centro, la cual podríamos tomar como torrotito o insignia de la armada colombiana en ese momento histórico. Además de eso todos los buques mayores presentan en el palo mayor un gallardete muy largo, amarillo en su parte ancha cercana al mástil y azul en el centro y punta.
 Podemos continuar entonces con la 2ª Vista del Combate del 24 de julio del año 1823 en la laguna de Maracaybo al mando del Benemérito General José Padilla se la dedica al teniente de navío Jayme Brun. En esta vista, encontramos en primer plano a la escuadra colombiana ya desplegada en línea de batalla, acercándose a la escuadra española, que también está desplegada en línea, esperando el choque. La orientación longitudinal de la pintura es Norte-Sur, es decir, el extremo izquierdo apunta al Norte, el derecho al Sur, el superior al Este y el inferior al Oeste. En consecuencia, la imagen nos muestra el estrecho del lago un poco al norte de la ciudad de Maracaibo, donde ocurrió la batalla. La orilla este, vista en la parte superior de la pintura, se corresponde con Los Puertos de Altagracia, mientras que la orilla oeste, visible en la parte inferior, se corresponde con el sector de El Milagro, entonces en el lindero norte de Maracaibo.

Garneray, Ambroise-Louis. 2ª Vista del Combate del 24 de julio del año 1823 en la laguna de Maracaybo al mando del Benemérito General José Padilla se la dedica al teniente de navío Jayme Brun. Posterior a 1823. Litografía de Langlumé, 45 x 64 cms. Colección Museo Bolivariano, Caracas.
            Las sombras proyectadas por los buques aparecen bastante cortas y un poco hacia el Norte-Noreste, lo cual revela que la pintura se ambienta poco después del mediodía; tal y como dice el Diario de Operaciones. Por otra parte, el paisaje es bastante acertado, dominando las palmeras, matorrales y vegetación de pequeño tamaño en muy baja densidad sobre el terreno. En la orilla este se aprecian las casas de Los Puertos de Altagracia, mientras que la orilla oeste aparece repleta de formaciones de soldados españoles y algunas casas, además de que entre la orilla y la escuadra realista vemos varios botes de remos y embarcaciones menores en actividad, como transportando personal a último minuto.
            Respecto al despliegue de ambas escuadras mostrado en la pintura, tenemos que hacia la parte inferior aparece el despliegue español, consistente en una línea de quince bergantines y goletas, terminando hacia el lado izquierdo (la punta norte de la formación), por una doble línea de diecisiete embarcaciones menores: flecheras, faluchos, guairos y piraguas. Así es como Garneray nos muestra el despliegue español de embarcaciones mayores desde la punta sur de la formación hacia el norte.
1)      Bergantín San Carlos
2)      Bergantín Goleta Riego
3)      Bergantín Esperanza
4)      Goleta Zulia
5)      Goleta Cora
6)      Goleta Mariana
7)      Goleta María
8)      Goleta Liberal
9)      Goleta Habanera
10)  Goleta Rayo
11)  Goleta Monserrat
12)  Goleta Estrella
13)  Goleta Goajira
14)  Goleta Especuladora
15)  Goleta Salvadora

Esta alineación es históricamente correcta respecto a lo escrito en el Diario de Operaciones y trabajos posteriores: “Dos goletas ocupaban la cabeza meridional de la línea y a éstas seguía el “San Carlos”, después una goleta, y seguían alternativamente los bergantines, goletas y goletas, ocupando el otro extremo o retaguardia todas las fuerzas sutiles.[22] La doble línea de buques menores o fuerzas sutiles representada en la pintura también tiene precisión histórica, pues muestra con claridad la cantidad de embarcaciones que integraban las fuerzas sutiles españolas, a saber: flecheras Atrevida y Guaireña, faluchos Resistencia, Mercedes y Brillante, guairos Vengador, Rayo y Pedrito, y piraguas Raya, Duende, Papelonera, Esperanza, Félix María, Altagracia, San Francisco y Corbeta.[23]
Otro elemento llamativo en la representación de la escuadra española y de la orilla occidental del estrecho, es que los buques aparecen con las velas recogidas, y aparece una gran cantidad de soldados en la orilla. En general, la escuadra española está en una actitud totalmente pasiva, como esperando la embestida colombiana. ¿Por qué?:

Laborde bajó a tierra en la tarde del 23 de julio, y […] se entrevistó con Morales […]
No llegaron a ningún acuerdo y quedaron de verse en la mañana siguiente en la costa lacustre llamada La Hoyada, donde hasta hace poco estuvieron las ruinas de la célebre casa que albergó a ambos jefes. Allí se reanudó la conferencia, conforme a lo previsto, se examinó la propuesta de Laborde y se estudió la situación con el objeto de llegar a una resolución […]
[…] a las once de la mañana su ayudante le informó que el viento había saltado del NO para el NE y que, a favor de éste, las naves republicanas maniobraban para darse a la vela. Habían perdido, pues, los realistas, el viento favorable […]
[…] cuando el ayudante dio a Laborde la información anterior, cesó la conferencia y el Jefe de la Escuadra se dirigió a la orilla, se embarcó en el esquife “Resistencia” y llegó a bordo de la goleta “Especuladora”. Dio las órdenes del caso para rechazar el ataque y se dirigió al Norte en el mismo esquife ordenándole al patrón que lo llevara a Capitán Chico, donde se encontraba la escuadrilla sutil española.
Ordenó al jefe de ésta colocar las naves en línea normal con la línea de batalla; es decir, en dirección Oeste-Este, a partir del buque más al Norte de la línea de buques mayores, hacia el Oeste, apuntando al Norte hacia la escuadrilla sutil republicana. Cuando la escuadrilla sutil maniobró para cumplir esta orden, se dejó ver que la similar republicana se le venía encima. Estas dos escuadrillas fueron las que primeramente se cruzaron los fuegos.
Empezando el fuego en el extremo Norte, Laborde se embarcó en su nave insignia (que era la goleta “Especuladora”); dispuso que sus barcos se acoderaran y ordenó tocar zafarrancho de combate.[24]

            De esta manera vemos que en la imagen se buscó retratar de forma precisa esta situación de absoluta sorpresa en la que fue tomada la escuadra española y bajo la cual atacó la colombiana, a la cual pasamos ahora a analizar en la pintura. En primer lugar, se nos presenta una línea de diez buques mayores, que de derecha a izquierda (es decir, de sur a norte), van en esta secuencia:

1)      Bergantín Independiente, Capitán de Navío Renato Beluche
2)      Bergantín Confianza, Teniente de Navío Pedro Urribarrí
3)      Goleta Antonia Manuela, Cap. J. Rastigue de Bellegarde
4)      Goleta Manuela Chitty, Alférez Félix Romero
5)      Goleta Peacock, Teniente de Fragata Clemente Castell
6)      Goleta Emprendedora, Alférez Tomás Vega
7)      Goleta Independencia, Capitán de Fragata Samuel Pilot
8)      Goleta Leona, Juan Mc. Cann
9)      Goleta Espartana, Capitán Marcy Mankin
10)   Bergantín Marte, Capitán de Navío Nicolás Joly
Esta representación se corresponde con lo escrito en el Diario de Operaciones:

         “[…] el señor General [Padilla], con motivo de lo ocurrido el día de ayer [un combate preliminar de ambas escuadras], dispuso que el Comandante de la “Espartana”, Capitán de fragata Jaime Bluck, quedase a bordo del bergantín “Independiente” colocando en su lugar a su segundo el señor Marey R. Mankin, y en lugar de éste el señor Stag, ordenando al mismo tiempo que el Capitán de la “Leona” pasase al “Marte”, nombrando en su lugar también a su segundo el señor Juan Macan, reemplazando el hueco que en ésta dejaba Jaime Stuard, oficial de la “Espartana”, destinando a este último buque al aspirante Santiago Moreno, para que se entendiese en las señales.
        No contento el señor General con esta mutación, dispuso también alterar el orden de batalla, colocando los buques del modo que manifiesta el plano que se envía por separado [bergantines Independiente y Confianza, goletas Antonia Manuela, Manuela Chitty, Peacock, Emprendedora, Independencia, Leona, Espartana, y bergantín Marte], persuadido que de este modo se lograría mejor la cooperación de todos.”[25]

            En contraste con la situación de la escuadra española, los buques colombianos son representados con sus velas medias y superiores totalmente desplegadas, pero con las inferiores recogidas; una típica configuración de batalla, empleada para impedir que dichas velas inferiores estorbasen la visión y/o se incendiasen en combate, pero manteniendo la propulsión gracias las velas de más arriba. Es decir, se muestra a los buques colombianos en pleno desplazamiento para el encuentro con su enemigo. Esto concuerda con lo escrito en el Diario de Operaciones:

“[…] a la una y cincuenta y cinco logramos nuestros deseos. El viento se afirmó por el N.E. y la marea vaciaba, de suerte que lo de aquel nos podía sotaventar, aquella nos aguantaba a barlovento. Todo nos era favorable y todo nos convidaba a atacar a los enemigos que se hallaban fondeados a nuestro frente en una línea paralela a la costa y próximos a ella.[26]

También se observa a los buques colombianos con el gallardete amarillo y azul, y la bandera azul con cuadro blanco ya identificados en la 1ª Vista…; pero además se observa desplegado en el mástil principal del bergantín Independiente, colocado por encima del gallardete, una bandera cuadrada con corte diagonal desde la esquina superior izquierda a la inferior derecha, triángulo resultante superior de color blanco, mientras que el inferior de color azul. Esta bandera ha sido considerada como identificadora de la condición de buque insignia que tenía el Independiente en la formación colombiana, pues sólo este buque es representando portando esta bandera. Otra particularidad que muestra el Independiente es que en lo alto de su trinquete no tiene enarbolada la bandera azul con cuadro blanco al centro, sino el mismo pabellón que todos (incluido el mismo Independiente) portaban en popa. Estas señales podríamos tomarlas entonces como los señalizadores de que éste bergantín era el buque insignia. En resumen, esta 2ª Vista… condensa los momentos en los cuales la escuadra colombiana se hace a la vela para ir al encuentro de la española y ésta responde aprestándose para recibirla, siendo quizá la obra con más carga de tensión y precisión documental de todo el conjunto pictórico que nos ocupa.
La 3ª Vista del Combate del 24 de julio del año 1823 en la laguna de Maracaybo al mando del Benemérito General José Padilla se la dedica al teniente de navío Jayme Brun es una continuación directa de la anterior, por lo que no nos detendremos a comentar el escenario y orientación, que son los mismos. 
Garneray, Ambroise-Louis. 3ª Vista del Combate del 24 de julio del año 1823 en la laguna de Maracaybo al mando del Benemérito General José Padilla se la dedica al teniente de navío Jayme Brun. Posterior a 1823. Litografía de Langlumé, 45 x 64 cms. Colección Museo Bolivariano, Caracas.
   La 3ª Vista… nos muestra a las dos escuadras en combate cerrado, con gran humo y destrucción. Las dos líneas de buques mayores mantienen aún la formación de la pintura anterior, pero el humo de los disparos de cañones y fusiles lo cubren todo, los buques aparecen muy próximos unos con otros y destaca en la línea de batalla la explosión que sufre el bergantín goleta español Esperanza. Por su parte, en el extremo norte, las dos líneas de fuerzas sutiles españolas aparecen envueltas por las fuerzas sutiles colombianas, que les impiden cualquier escape hacia el norte, o hacia la orilla occidental. En el espacio de agua entre la batalla y la orilla occidental aparecen varios botes y embarcaciones menores que parecen seguir transportando personas hacia la orilla, a la vez que también hay representados en el agua náufragos y hombres que escapan a nado de la batalla. En la orilla occidental, siguen gran cantidad de soldados a pie y jinetes que observan la batalla. Esta escena encaja a la perfección con lo escrito en el Diario de Operaciones:

          “A las tres y cuarenta y cinco empezaron éstos el fuego de cañón y a muy poco rato el de fusil, pero del modo más vivo y sin interrupción; más la escuadra de Colombia, acostumbrada a ver con desprecio sus fuegos, seguía siempre sobre ellos con la mayor serenidad, sin que se separase de su lugar ninguno de los nuestros, sin tirarles un tiro de pistola hasta que estando a toca penoles se rompió por nuestra parte el fuego de cañón y de fusilería, sin que se pueda decir que fue primero: si abordar o batirlos.
          El bergantín “Independiente” se dirigió y rindió al San Carlos. El “Confianza” abordó valerosamente a una goleta; a la de tres palos, “Emprendedora”, se le rindió el bergantín goleta “Esperanza”, pero que voló inmediatamente, dejando a ésta, al “Marte” y a todos los demás, cubiertos de humo, sin que pueda en rigor decirse la conducta que observaban en aquellos momentos los demás buques; pero sí sabemos que el “Marte” batió completamente y rindió varios de los enemigos, y que todos los demás cumplieron con sus deberes.
          Los enemigos se vieron en las circunstancias más angustiadas. Del bergantín “San Carlos” se arrojaron al agua la mayor parte de su tripulación; la del bergantín goleta fue por los elementos, la de los otros buques tuvieron la suerte que la del “San Carlos”, y la mar se veía cubierta de cadáveres y hombres nadando; cuadro a la verdad, bien espantoso.
En medio del fuego y perdida la esperanza de salvarse al ancla, picaron los cables y trataron de hacerse a la vela pero les fue en vano en lo general, pues que once buques de los mayores fueron hechos prisioneros; el bergantín goleta “Esperanza” voló y fue igualmente hecho presa un falucho de sus fuerzas sutiles.
          La goleta “Antonia Manuela” tuvo la desgracia de que aprovechándose los enemigos de su mayor proximidad a ellos la atacaron y abordaron no perdonando persona alguna que encontraron, ni aún los heridos y muchachos de cámara; pero habiendo seguido en su auxilio la goleta “Leona” y un bote armado del “Independiente”, aquella con sus fuegos protegió a éste que la recuperó inmediatamente.[27]

            Como podemos darnos cuenta, la concordancia entre la pintura y el Diario de Operaciones es prácticamente perfecta. La 3ª Vista… es una obra cargada de violencia y drama, que expresa muy bien el clímax de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, siendo pues una auténtica pieza documental, además que una lograda representación artística.
            La 4ª Vista del Combate del 24 de julio del año 1823 en la laguna de Maracaybo al mando del Benemérito General José Padilla se la dedica al teniente de navío Jayme Brun cierra este conjunto pictórico y muestra la conclusión del combate. Observamos que las líneas de batalla anteriores han desaparecido completamente, y a unas embarcaciones menores españolas con proa hacia el sur, buscando escapar. 
Garneray, Ambroise-Louis. 4ª Vista del Combate del 24 de julio del año 1823 en la laguna de Maracaybo al mando del Benemérito General José Padilla se la dedica al teniente de navío Jayme Brun. Posterior a 1823. Litografía de Langlumé, 45 x 64 cms. Colección Museo Bolivariano, Caracas.
En el centro de la imagen encontramos algunas embarcaciones colombianas y españolas trabadas todavía en duelo singular, mientras que buena parte de los buques colombianos ya ponen proa hacia Los Puertos de Altagracia, y observamos siete buques españoles capturados por los colombianos navegando en la misma dirección, siendo reconocibles los buques presas por llevar enarbolado el pabellón colombiano por encima del español. Se observa también hacia el extremo izquierdo un buque hundido con solo su aparejo sobresaliendo por encima del agua, y también algunos botes y embarcaciones menores escapando hacia la orilla, donde ahora se aprecian muchas menos personas observando el combate que en las dos vistas anteriores. Revisemos lo que el Diario de Operaciones dice sobre la conclusión del combate:

         “Tres goletas escaparon únicamente; las dos que estaban a la vanguardia, y la “Especuladora”, que acercándose cuanto pudieron a tierra, huyeron para Maracaibo junto con la “Guaireña”, “Atrevida”, “Maracaibera” y flotilla de faluchos y piraguas armados, pero hechas pedazos y con muy poca gente.
         El bergantín “Independiente” hizo un fuego horroroso sobre todas éstas; el “Marte” sobre la “Especuladora” y sutiles, y sobre éstas también las goletas “Espartana” y “Leona”, como igualmente nuestras fuerzas sutiles que causaron daños de consideración; por un lado y por otro marinaban las rendidas y algunas por rendir cedieron a la bravura e intrepidez de seis Comandantes dirigidos por su Comandante Walter D´Chitty, Capitán de fragata de la Armada Nacional de Colombia, porque en medio de la desgracia de los enemigos tuvieron, los que huyeron, la fortuna de que no se les echase a pique ni que se les desarbolase durante el tiempo que se les fue batiendo por los buques citados, pudiendo llegar a la plaza favorecidos del poco fondo y bajos de la costa a las cinco y media, a cuya hora nos hallábamos a dos tercios del alcance del cañón que tienen allí de a 18, por cuya razón y la de estar ya los buques expresados en el puerto, cesó el fuego, hicimos la señal de unión, y seguimos sobre bardos a colocarnos en las proximidades de tres goletas presas que se hallaban varadas en las inmediaciones de Capitán Chico.
[…] A las seis y tres cuartos fondeamos en el paraje citado los bergantines “Independiente”, “Marte”, goleta “Espartana”, “Leona”, “Peacock” y “Emprendedora”, y se reunió también el Comandante de las fuerzas sutiles con algunos de sus buques, o quien se comisionó para que salvase las goletas varadas, como en efecto lo logró, a las tres y media de la mañana.
El resto de los buques de la escuadra, así mayores como menores, se dirigieron a la costa de Altagracia conduciendo las demás presas.[28]

Es claro como en la pintura se busca mostrar la conclusión de la batalla, con naves españolas huyendo y otras capturadas, mientras que las colombianas vuelven a su puerto base, triunfantes y con las presas cautivas.

Conclusión
Este estudio pormenorizado de los detalles de las Vistas de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, a la luz de lo escrito en el Diario de Operaciones sobre el Zulia, permite comprobar el rigor histórico de las mismas y validarlas como fuente histórica. El hecho de que el Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar haya estado estrechamente involucrado en la elaboración de estas pinturas le otorga una base histórica sólida a las mismas, así como la experticia de Ambroise Louis-Garneray nos legó una obra de alta calidad artística y técnica, preservando para la posteridad una serie de imágenes muy cercanas a como fue la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.
Respecto al contexto de la obra, debemos recordar el gran esfuerzo de propaganda para su causa que el Gobierno de la República de Colombia llevaba a cabo dentro y fuera de las fronteras nacionales. Esta propaganda se valió mayormente de herramientas como la imprenta, más que del arte; pudiendo suponerse que debido al menor precio y mayor capacidad de difusión masiva que ofrecía la primera. Sin embargo, es interesante la iniciativa de Brun de documentar iconográficamente la mayor batalla naval y última gran batalla librada contra España dentro del territorio colombiano. Es evidente pues, que tanto en Brun como en muchos oficiales navales colombianos operó una profunda conciencia de la importancia histórica de dicha batalla; y en consecuencia de la necesidad de reunir y preservar la documentación relativa a la misma para la posteridad.
Fue debido a dicha conciencia que hoy en día disponemos de una excepcional fuente iconográfica para el estudio de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.




[1] Daes de Ettedgui, Berenice. Pintores y dibujantes extranjeros en el siglo XIX venezolano. Nacionalidad, permanencia y producción. (Tesis de Grado para optar al título de Licenciado en Artes), pp. 57 – 59
[2] Al hablar de colombiano o Colombia, nos referimos a la República de Colombia, Estado que existió entre 1819 y 1831 por la unión de Venezuela, Nueva Granada y Quito, y que ha sido llamado por la historiografía posterior como “Gran Colombia”. No debe confundirse pues, con la actual República de Colombia, vecina occidental de Venezuela.
[3] Batalla ocurrida el 20 de octubre de 1827 entre las escuadras combinadas de Gran Bretaña, Rusia y Francia contra la del Imperio Otomano, que se saldó con una decisiva victoria aliada que abrió el camino para la independencia de Grecia.
[4] Combate singular entre la fragata estadounidense USS Constitution y la británica HMS Guerriere, ocurrido el 19 de agosto de 1812, y que fue uno de los mayores triunfos de la marina de EE.UU. en la guerra de 1812 – 1815 contra Gran Bretaña.
[5] González Arnal, María Antonia. “La obra de artistas nacionales y extranjeros en la primera mitad del siglo XIX” en Escenas épicas en el arte venezolano del siglo XIX, p. 10
[6] Ibídem, p. 29
[7] Ramírez, Fausto. “Arte en la Sudamérica hispana en tiempos de la Independencia (1809-1825)”. En: Jiménez Codinach, Guadalupe (Coord.). Construyendo patrias. Iberoamérica 1810-1824. Una reflexión (Tomo II). México, Fomento Cultural Banamex, 2010, pp. 599-653. Disponible en: http://www.ugr.es/~rgutierr/PDF1/137.pdf (Descargado On Line el 21 de marzo de 2017 a las 09:45 pm), p. 15
[8] Espinosa, José María. Acción del Castillo de Maracaibo, 1823. Oleo de circa 1840. 87 x 124 cms. Colección del Museo Nacional, Bogotá.
[9] https://caarcas.wordpress.com/2011/06/08/las-batallas-del-abanderado/  (Revisado On Line el 4 de abril de 2017 a las 09:03 pm)
[10] González, Beatriz. “Las batallas de Espinosa”. Disponible en:    http://www.banrepcultural.org/node/86381  (Descargado On Line el 22 de marzo de 2017 a las 8:42 pm)
[11] Daes de Ettedgui, Berenice. Pintores y dibujantes extranjeros en el siglo XIX venezolano. Nacionalidad, permanencia y producción. (Tesis de Grado para optar al título de Licenciado en Artes), pp. 58 – 59. Cita a: Boletín de la Academia Nacional de la Historia. No. 54, Vol. XIV, abril – junio, 1931, s.p.
[12] Ibídem, p. 60
[13] Ibídem, pp. 60 - 61
[14] Vargas, Francisco Alejandro. (Colaboradores: Hadelis Solangel Jiménez López y Eladio Jiménez Rattia). Nuestros Próceres Navales (Tomo II), p. 115
[15] “Diario de Operaciones sobre el Zulia. Día 24 de julio de 1823” en Ortega Ricaurte, Enrique. Bloqueo, rendición y ocupación de Maracaibo por la Armada Colombiana al mando del Almirante D. José Padilla. (Documentos para su historia), pp. 87 - 88
[16] López de Serna, Miguel. “Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar”. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos61/historia-colombia-venezuela/historia-colombia-venezuela.shtml (Descargado On Line el 21 de marzo de 2017 a las 10:32 pm) y https://tedejo2.wordpress.com/bolivar-y-los-piratas/
[17] Pronunciamiento de la guarnición de la capital del Magdalena. Disponible en: http://www.banrepcultural.org/sites/default/files/92601/brblaa854089.pdf (Descargado el 04 de abril de 2017 a las 11:00 pm)  Resulta bastante curioso que un oficial naval con una carrera tan destacada como fue Jayme Brun, y con una relación tan estrecha en el círculo más próximo a Bolívar, haya pasado desapercibido en la historiografía naval venezolana. Es posible que se debiera a que Brun se radicó en Cartagena, siendo en el país vecino donde sus descendientes vivieron y donde quedó la documentación relacionada a su carrera.

[18] López de Serna, Miguel. “Capitán de Navío Jayme Brun y Castellar”. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos61/historia-colombia-venezuela/historia-colombia-venezuela.shtml (Descargado On Line el 21 de marzo de 2017 a las 10:32 pm).
[19] Sin autor. “Consejo Extraordinario de Gobierno del jueves 8 de julio de 1824” en Acuerdos del Consejo de Gobierno de la República de Colombia 1821-1827. Tomo I y II (Obra Completa). Bogotá, Edición de la Fundación para la Conmemoración del Bicentenario del Natalicio y el Sesquicentenario de la Muerte del General Francisco de Paula Santander. Biblioteca de la Presidencia de la República, 1988. En Biblioteca Digital de la Universidad Nacional de Colombia.
Disponible en: http://www.bdigital.unal.edu.co/4923/31/Acuerdos_del_Consejo_de_Gobierno.html#56c (Revisado el 06 de abril de 2016 a las 10:16 pm On Line)
[20] Machado, Eduardo Héctor. Campaña Naval del Lago de Maracaibo, p. 21
[21] “Diario de Operaciones sobre el Zulia. Día 8 de mayo de 1823” en Ortega Ricaurte, Enrique. Bloqueo, rendición y ocupación de Maracaibo por la Armada Colombiana al mando del Almirante D. José Padilla. (Documentos para su historia), pp. 76 - 77
[22] “Diario de Operaciones sobre el Zulia. Día 24 de julio de 1823” en Ortega Ricaurte, Enrique. Bloqueo, rendición y ocupación de Maracaibo por la Armada Colombiana al mando del Almirante D. José Padilla. (Documentos para su historia), p. 88
[23] Eljuri-Yúnez S., Antonio R. La Batalla Naval del Lago de Maracaibo (Narración), pp. 101
[24] Ibídem, pp. 158 - 161
[25] “Diario de Operaciones sobre el Zulia. Día 24 de julio de 1823” en Ortega Ricaurte, Enrique. Bloqueo, rendición y ocupación de Maracaibo por la Armada Colombiana al mando del Almirante D. José Padilla. (Documentos para su historia), pp. 87 - 88
[26] Ibídem, p. 88
[27] Ibídem, pp. 89 - 90
[28] Ibídem, p. 90 - 91

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